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POLI(É)TIKA

Diplomado

 

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Política desde la conciencia

 

El presente Diplomado se dirige a quienes les inquieta la degradación de la política y de su ejercicio, la violencia y polarización exacerbada que se observa creciente, y quieren comprender mejor las causas de tal degradación, tanto como descubrir y desenvolver las fuerzas que pueden llevar a la humanidad a evolucionar hacia la paz y a la unidad. También a aquellos que quisieran explorar la posibilidad de un gobierno en el cual se observe la realidad desde la conciencia, y se actúe por medio de la fuerza de las virtudes.

El primer objetivo del presente Diplomado es explorar una perspectiva divergente, en el sentido de observar la presente galaxia de odiosidades y polaridades, como ajena al futuro de la humanidad mirando desde fuera de ella,  valorando las distintas perspectivas existentes sobre la realidad y destino humano, intentando integrarlas en una diferente donde converjan, que las incluya, trascienda y de sentido.  Esta perspectiva es la asumida por la Poli(É)tika,  y se refiere al auténtico sentido de la política y de su ejercicio, acerca de la fuente ética del derecho y del deber político y de la justificación y alternativas de gobernanza.

El segundo objetivo es apreciar las contribuciones de la antigüedad clásica y la filosofía perenne como también de la ciencia contemporánea, especialmente la física y la biología molecular, para comprender el estado de las respuestas posibles a la pregunta fundamental: Cuál es la naturaleza esencial del ser humano y de su evolución?

El tercer objetivo es comprender cómo la Poli(É)tika podría contribuir a una nueva mirada acerca de las formas de gobernanza, que superen las ideas de la Ilustración en cuanto a las instituciones de la democracia, el rol de los partidos políticos y a los deberes y derechos de políticos y ciudadanos.

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Por qué no “política”

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La expresión “política” ha perdido su antigua y la más noble significación. Han sido los intelectuales quienes primero, por medio de extrañas doctrinas basadas más bien en la vanidad de ser “creativos” o en la enconada búsqueda de la influencia y el poder, llevaron a pervertir y confundir símbolos, contenidos, acepción y alcances. Luego los llamados políticos, aquellos que la ejercen y practican, han venido manifestando gradualmente los peores vicios humanos, desde los más bajos, la envidia, la avaricia y la codicia. Y en esto, no es cuestión de errar al generalizar. 

No hay duda alguna del rol distorsionador para el sentido de la política que ha implicado  la conducta de los políticos, con raras excepciones. Paradojalmente aunque más del 90% de ciudadanos encuestados en países bajo sistema democrático aplaude y valora a la democracia como el mejor sistema o el menos malo, casi ese mismo porcentaje considera a los políticos si no vagos, corruptos. Sin embargo, otro fenómeno ha tenido lugar a partir de la misma época mencionada de la Segunda Guerra Mundial, estudiado por Cassirer en su obra El Mito del Estado: la preponderancia del pensamiento racional en la generalidad de los seres humanos hasta esa época, parece vencida por la preponderancia del pensamiento mítico, que sustituye a la realidad con símbolos, imaginarios y fantasías. Lo mítico trascendente decae a una forma de simbología enfermiza, sustituyéndose la realidad con ficciones.  Es ya costumbre oír “esto lo debe solucionar el Estado”, “esto es culpa del mercado” o “si tuviésemos otra ley tendríamos más justicia”. Olvidamos que las instituciones mismas, como la democracia, el Estado o el mercado, carecen de existencia si no hay seres humanos de alma, carne y hueso actuando en su nombre.  Se ha pretendido en las últimas décadas, con mil ejercicios teóricos de todas clases “personalizar” las instituciones tratándolas como si tuviesen existencia propia, incluso capacidad moral, esfuerzo que además de inútil ha contribuido a la distorsión y perversión. 

Se ha olvidado o abandonado la responsabilidad individual en la mayor parte de la actividad humana. Probablemente ha sido consecuencia de la guerra ideológica entre las antiguas y nuevas izquierda y derecha.  Se ha olvidado que los colectivos no pueden existir sin individuos, y que los individuos deben responder de sus actos cuando ejercen su libertad. Si bien los individuos pueden comportarse diferente en grupo, o el grupo puede hacer cosas que el individuo sólo no puede, ningún colectivo llámese sociedad o Estado podría existir sin individuos. La libertad y la igualdad son principios de categorías y dimensiones diferentes: una corresponde a la dimensión de la individualidad y la otra, a la de la convivencia entre individuos. En ambas la libertad y la responsabilidad deben operar armónica y coetáneamente para el debido equilibrio.

La virtud como fundamento del derecho, del deber social y de la gobernanza.

En la historia del pensamiento político, la política y la figura del político no se pueden entender ni comprender sin relacionar su ejercicio con la moral y la cuestión ética. En la antigüedad hay discursos como el del tirano Trasímaco quien justificaba que la justicia es simplemente la ley del más fuerte, y en la época moderna, Maquiavelo con su obra El Príncipe genera debate acerca de la cuestión ética, cuando escribe: “Está bien mostrarse piadoso, fiel, humano, recto y religioso, y asimismo serlo efectivamente; pero se debe estar dispuesto a irse al otro extremo si ello fuera necesario.” O, que un príncipe, asegura Maquiavelo, “no debe preocuparse por ser calificado de cruel si utiliza la crueldad para mantener unidos y fieles a los súbditos”. 

A la época de la Segunda Guerra Mundial, es decir, desde no hace muchos años, no había más de 12 países con sistema político democrático en el sentido de abierto con sistema de elección mediante sufragios de las autoridades. En 1972 no había sino unos 44 Estados libres y para 1993 72. Actualmente podrían contarse 117 democracias electivas, es decir, fundadas en sistemas de elección y un 80% de ellas son consideradas democracias efectivas (Van Reybrouck, 2013). Por diversas causas, el sistema democrático se vio coaptado por la institucionalización de partidos políticos en sus formas modernas, y éstos,  han servido de medio para que los políticos ejerzan la política de la manera más vil y corrupta que jamás hubo en la historia de la humanidad, sobrepasando con distancia los consejos de Maquiavelo. La institución de los partidos evolucionó en paralelo a la degradación social.  Autores como Steven Levitsky y Daniel Ziblatt han descrito y exhibido innumerables pruebas de la responsabilidad de los partidos políticos en la muerte del ideal democrático.

Resulta evidente que el mundo vive una cultura de división y polaridad extrema. Al mismo tiempo que cada grupo dice reconocer que nadie puede poseer una única verdad, sus propias creencias son esgrimidas como si de la verdad única se tratara y se procura la destrucción física o de conciencia de quienes piensen o sientan distinto, Cada uno de los grupos denomina “discurso de odio” al opuesto. Se dictan leyes y constituciones que hablan de unidad y de paz, sin embargo, tratan de la unidad y la paz entre los que sienten y piensan similarmente, mientras a quienes sienten o piensan diferente se les trata como agentes de odio, contra revolucionarios o adversarios que deben ser aniquilados.  

Las universidades imponen por medio de sus académicos la “política oficial”, y en casi todas, con muy raras excepciones, el círculo académico dominante evita incorporar lo distinto, las perspectivas diferentes. 

Y con todo, pendularmente, la hegemonía en las culturas y en las universidades se pasa de un extremo a otro cíclicamente.

Y quienes se sitúan o quieren situarse en el “centro”, realmente, al no contar actualmente y desde hace décadas con una doctrina o teoría política que les otorgue una identidad efectiva, como ocurrió en su época con la llamada democracia cristiana con Jacques Maritain o Emmanuel Mounier, los movimientos y partidos de centro son más bien una especie de escape a quienes no quisieran estar con ningún extremo pero se ven obligados a pactar con uno de ellos para sobrevivir. 

Hablar hoy de política o declararse “político” hoy se confunde con lo que no es ni política ni acto de político. Por estas y muchas otras razones, vamos a hablar de Poli(É)tika. Invitamos a divergir de lo que hoy representa la política y el ser político.

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Por qué el nombre, y qué es la Poli(É)tika

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La política auténtica no puede entenderse, sin su correlación en ética y en educación, como tampoco pueden ser comprendidas, en sus respectivas dimensiones, sin la presencia de la conciencia. 

Poli(É)tika es una denominación creada en la Fundación CEGUL, que reúne en una significación amplia los siguientes conceptos:

  • Díkê: justicia en el griego antiguo.
  • Politeia: del griego: ciudadanía. administración estatal
  • Polis: del griego, ciudad, estado.
  • Tika:  del quechua “molde”.
  • Ethos: del griego antiguo, manera de ser, carácter,  creencias e ideales que guían, caracterizan a una comunidad, nación o a una ideología.
  • Etica: viene del griego ἔθος o ἦθος (ethos = manera de hacer o adquirir las cosas, costumbre, hábito) más el sufijo -ικος (-ico = relativo a) Aristòteles la definía como la ciencia de la práctica del bien. Para Platon y Socrates era, en definitiva, el saber vivir.

La ética griega de todos los períodos, gira sustancialmente en torno a dos términos, eudaimonía y areté; o bien, según su traducción tradicional, «felicidad» y «virtud». El fin de la ética, en ese sentido, es el de alcanzar la felicidad por medio de la virtud. Y la Poli(É)tika es el medio por el que los seres humanos pueden, en lo individual y en lo colectivo, procurar las condiciones en las cuales pueda la virtud gobernar y se gobierne en base a la virtud.

Las causas de la degradación moral y política que afectan también a la economía y a la educación no menos que a la ciencia, están en la ignorancia pero también en la pérdida o deterioro de la capacidad cognitiva y de discernimiento humano.  Este último requiere de una conciencia lúcida, es decir, que el individuo tenga pleno o máximo control de sus facultades, especialmente, de atención, contemplación, exploración y comprensión.

Una causa de esas, puede ser la principal, es la ausencia en la investigación en general, de las dimensiones del espíritu, nuestra ignorancia acerca de la naturaleza esencial del ser humano y de su destino o de su conciencia, de lo que no estamos ni siquiera cerca. Otra la debilidad del sentimiento de responsabilidad y del sentido de lo verdadero. Sólo amplia divulgación tiene la teoría biológico materialista que pretende una evolución paralela con los chimpancés y gorilas, a partir de un desconocido e hipotético ancestro común. 

Ocurre lo mismo con respecto a cuál sería el próximo paso evolutivo humano.  Sabemos muchísimo de sus aspectos más físicos, menos de sus aspectos emocionales y mucho menos de su dimensión mental. De su posible naturaleza inmaterial o espiritual, sólo la ciencia normal especialmente la biología molecular y la física han llegado a fronteras donde surgen luces de lo más enigmático y, al mismo tiempo, lo que parece más propiamente humano. Autores, científicos y divulgadores como Kapra, Candace Pert, Bruce Lipton, entre muchos y filósofos de la ciencia como Paul Feyeraben, se han atrevido a valorar la sabiduría antigua, a bajar de su pedestal la supuesta superioridad de la ciencia normal por sobre otras vías de conocimiento y a explorar regiones donde se pierde la línea entre lo material y lo invisible. 

En la filosofía política contemporánea, examinando cómo el sistema democrático ha entrado en una crisis de ilegitimidad e ineficacia,  autores como David Van Reybrouck  proponen reconsiderar la utilización del sistema de sorteo en lugar de elecciones, otros como Jason Brennan proponen sustituir la democracia por la epistocracia, y como ellos, otros pocos intentan proponer soluciones alternativas, cada uno con brillantes argumentos.

La Poli(É)tika vuelve la dimensión de la gobernanza en todos sus aspectos a esa otra mayor, donde inspira y respira la idea simple recogida en el diálogo “El Político” de Platon , del político como quien procura la unidad entre los opuestos, “entre lo rígido y lo flexible”; vuelve a la visión proveniente de la antigüedad más remota, en la cual la política auténtica es la propia de quienes por amor a la sabiduría y al bien, sirven a la humanidad sin apego ni interés a recompensa ni privilegio alguno. 

  La Poli(É)tika se encuentra en las huellas de la historia y del desarrollo humano. La ciencia de la neurología hasta ahora respalda la idea de que los seres humanos viven y habitan esferas de experiencias determinadas por lo genético, (lo pre natal), lo ambiental y su propio desarrollo y decisiones, a lo que se debería agregar un factor “?”, lo inexplorado e ignorado hasta ahora.

JesusCristo, Budha, Francisco de Asís, legaron mensajes que no debían ser apropiados por institución alguna, sino por el corazón de la Humanidad. Filósofos de la antigüedad como Platon o Confucio y legisladores como Solon y Licurgo, legaron señales de un futuro por conquistar aún muy distante pero cierto. Luther King, Gandhi, Mandela han sido Poli(É)ticos, porque desde el amor exhibieron la virtud como base de su entendimiento de las gobernanzas. Einstein abrió paso al futuro exhibiendo cómo el amor en la ciencia despierta la intuición como método investigativo de índole más espiritual que racional, señalando también ese futuro. 

¿Cómo se vincula todo esto? 

La Poli(É)tika como el antiguo yoga (de la raíz yug, unidad) busca re-unir, re-uniendo los fundamentos y fines de la mística más profunda, aquella vinculada al amor, con los de la educación, de la actividad política, los de la ciencia y de la economía. Los otros fines o principios, como la libertad, la igualdad, la justicia o el bien, dependen de la naturaleza de nuestra conciencia, de nuestros sentimientos, de nuestros pensamientos y actitudes, pero principalmente de cuán profundos sean los anhelos de la verdad y de la paz.

Programa

 

Nodo 1

Primeros fundamentos y fines de la Poli(É)tika.

Necesitamos comprendernos y comprender el sentido de la convivencia. ¿Por qué no nos entendemos? ¿Cuál es la raíz u origen de la violencia, de la división y la antipatía?

 

  • Teorías antiguas, modernas y contemporáneas relativas al comportamiento social. Neurología y Física.
  • Teoría de bio campos de conciencia 
  • Lenguaje y expresión práctica de la teoría de bio campos de la conciencia.
  • Galaxia conceptual. Observaremos también en este Nodo el sentido y significación de ciertos conceptos e ideas clave, con los que viajaremos en el Diplomado: espíritu, materia, individuo, sociedad, Estado, gobernanza, virtudes, conciencia, economía, ciencia y otros.

(Tres sesiones)

Nodo 2

¿En cuál lugar de la historia estamos? ¿Cómo podemos conocer de ella y de nosotros como Humanidad consciente?

 

  • Elementos de Filosofía de la Historia. Visión mítica, mística e histórica 
  • La “otra historia que no nos han contado” 
  • Fuentes de la antigüedad. Época PreHelénica.  Solon y Licurgo. Manava Dharma Sastra o Leyes del Manú. B. Ghita. Estoicos

(Tres sesiones)

Nodo 3

¿Hay doctrinas o enseñanzas inspiradoras de una nueva forma de gobernanza o anticipos de una nueva y próxima época cultural?

 

  • Estudio de biografías e ideas de poli(é)tika: Sidharta Gautama, Platon, Confucio, Jesús, Luther King, M. Gandhi, N. Mandela, e incluiremos a Rudolf Steiner por su particular aporte.

(Dos sesiones) 

Nodo 4

¿Cómo nos define la modernidad y post modernidad? ¿Quiénes somos en sociedad?

 

  • Personas y ambientes. Por qué y para qué se han organizado los seres humanos. Individuo, sociedad y Estado.
  • Formas de gobernanza y organización social a nivel mundial, experimentadas y realizadas desde la época moderna, hasta la actual o contemporánea. Doctrinas y paradigmas modernos y contemporáneos.
  • Democracia, fascismo, comunismo, monarquía, nuevas tendencias ideológicas. Neo racionalismo y neo materialismo 
  • Organización de la sociedad y Estado chileno hasta 2021.

(Cuatro sesiones)

Nodo 5

Época de transición. ¿Nuevos tiempos, nuevos paradigmas?

 

  • Poli(É)tika aplicada a la gobernanza. Diagnósticos. Crisis del sistema democrático. Mito del Estado. Cómo mueren las democracias. Nuevas formas de organización y gobernanza.
  • Poli(É)tika aplicada a la Educación. Diagnóstico. Crisis del sistema educacional. Restauración de su rol de pilar civilizatorio nutriente de la vida social. La educación divergente para la convergencia
  • Poli(É)tika aplicada a la Economía. Diagnóstico. Responsabilidad en el ejercicio de la libertad. Naturaleza y sobrevivencia. 
  • Poli(É)tika aplicada a la Ciencia, la Investigación y la Tecnología. Ciencia normal versus ciencia social.  Las vías de conocimiento. 

(Cuatro sesiones)

Nodo 6

Convivencia de cierre y entrega de diplomas de participación.

 

 

 

 

Inscripciones

consultas

¿Dudas?

Aquí hay algunas preguntas frecuentes.

¿A quienes concierne?

  • Líderes e interesados en el liderazgo. 
  • Directivos, Profesores, Investigadores, académicos y ciudadanos  en general
  • Especialmente estudiantes en general.

Metodología y taller práctico

  • Prácticas Investigativas. 
  • Proyecto Individual/Grupal.

¿Costo?

  • Matrícula:  2 UF
  • Arancel Anual: UF 20  

(Subvención disponible para arancel anual de entre 20% y 100% de Fundación CEGUL de acuerdo a evaluación de antecedentes).

¿Quiénes lo imparten?

El autor, Manuel Vergara Echeverría, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, PhD en Educación, filósofo, investigador y escritor, junto a profesores y maestros invitados  provenientes de Universidades, centros de estudio, centros de investigación y del extranjero.

¿Duración?

  • Intensivo dura 6 meses.
  • Normal o extendido 10 meses. 

Periodos:

  • Marzo a Mayo
  • Junio a Septiembre 
  • Octubre a Noviembre 

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